miércoles, 25 de febrero de 2009

Harinera «La Esperanaza» de Mandayona (Guadalajara, España)

Recientemente ha fallecido Fernando Aldana Ocio, (Hornilla, 05-06-1908 - Madrid, 20-02-2009), y debido a ello hemos tenido conocimiento de la historia de su vida, que está ligada a la fábrica de harinas «La Esperanaza» de Mandayona.

Fernando Aldana era riojano de origen. Fue Perito Industrial y estuvo destinado en la Delegación de Industria de Guadalajara, como técnico de la misma. Precisamente por ello, en una de las inspecciones que realizaba por la provincia, acudió un buen día a visitar la harinera «La Esperanaza» de la localidad de Mandayona, propiedad de la familia Mayor Gil. La visita cambiaría su vida.

Aquel día conoció a su futura mujer, Magdalena Mayor Gil (Mandayona, 25-05-1917), hija de los dueños de la harinera, Gerardo Mayor Anguita y Benita Gil Ayuso. Contrajeron matrimonio el 8 de abril de 1942 en Mandayona y se fueron a vivir a Guadalajara, donde tendrían hasta 5 hijos.

Dos años antes, y cuando sólo contaba con 23 años, Magdalena Mayor Gil se hizo cargo de la fábrica de harinas «La Esperanaza».

En 1945 el matrimonio Aldana Mayor amplió la fábrica de harinas y construyeron una fábrica de pastas, denominada «Santa Adela». Los siguientes años significaron el auge de las industrias familiares, pues dieron trabajo a unos 100 obreros de Mandayona.

En 1955 Fernando Aldana fue nombrado alcalde de Mandayona por el Gobernador Civil de Guadalajara, en plena dictadura franquista. Permanecería en la alcaldía durante 44 años, pasando de la dictadura a la democracia (integrándose en lo que hoy es el Partido Popular), siendo el alcalde que más tiempo ha ostentado dicho cargo en España. En 1959 fue nombrado Procurador en Cortes por el Tercio Municipal, cargo que ocupó hasta 1975.

Uno de sus hijos, Juan José, fue presidente de Caja Provincial de Guadalajara, y otro, Fernando, secretario general de Ciencia y Tecnología en uno de los Gobiernos de José María Aznar.

Sobre la fábrica de harinas, podemos decir que se trata de una industria que empezó a molturar en 1923. En la actualidad ha sido reimpulsada por la sociedad anónima Harinas Río Dulce.

Fuentes:

miércoles, 11 de febrero de 2009

Harino Panadera "vuelve" a Bilbao (Vizcaya, España)


Teresa Abajo para El Correo (04-02-2009):


Harino Panadera vuelve a Bilbao

El histórico edificio se estrena como sede del área de Salud y Consumo y muestra la maquinaria que se utilizaba para moler el trigo


El edificio de Harino Panadera no destaca por su arquitectura de vanguardia, sino por su solidez. Construido en 1902 en hormigón armado, toda una novedad para la época, ha sido recuperado tras años de abandono como sede de la concejalía de Salud y Consumo de Bilbao. Los modernos laboratorios del área conviven con la maquinaria que se utilizaba para la molienda del trigo, que también ha sido restaurada. El inmueble es blanco como la harina por dentro y por fuera, para aprovechar la luz.

Ayer acudieron a la inauguración muchos vecinos de Iralabarri. El edificio está tan ligado a la historia del barrio que fue el propietario de la fábrica, Juan José Irala, quien promovió la construcción de las casas de estilo inglés donde vivían los trabajadores. El alcalde, Iñaki Azkuna, y el concejal de Salud y Consumo, Sabin Anuzita, compartieron con algunos residentes el corte de cinta del único bloque que sigue en pie del complejo productivo, que cerró sus puertas a mediados de los noventa. El Gobierno vasco lo declaró monumento en 2005, con una atención especial a sus sofisticadas instalaciones mecánicas.

La maquinaria original reluce pintada de vivos colores, entre una compleja red de tubos que abarca las seis plantas del edificio. «Lo bonito era verlo funcionando, cómo subía la harina», comentaba Manuel Gallardo, que trabajó durante 39 años en la distribución de pan. Recuperar este legado ha costado 5,9 millones de euros. Además de la restauración integral, se ha construido un inmueble adosado de ladrillo y la superficie total ronda los 4.000 metros cuadrados.

Aquí trabajan 115 personas en servicios como la Oficina de Información al Consumidor (OMIC) o Inspección Alimentaria. A un lado están las oficinas y al otro la maquinaria, restaurada con tanto cuidado que podría ponerse en marcha. Los molinos transformaban hasta 120.000 kilos de trigo en 24 horas. «Estaba en muy malas condiciones y no ha sido un trabajo fácil, pero es un mundo apasionante», explica el arquitecto Aitor Fernández. «Hemos trabajado con un ingeniero agrónomo especialista en harineras, Carlos Fernández Vasallo».

En el recinto no hay paneles explicativos. No se le ha dado forma de museo, aunque se organizarán circuitos escolares dentro de las actividades de la OMIC y se estudia impulsar visitas guiadas. Aunque faltaba el olor a pan recién hecho, los asistentes degustaron rosquillas de San Blas y compartieron sus recuerdos. Desde los tiempos en que «veníamos a la fábrica a comprar pastas» hasta el abandono, «cuando los manguis saltaban la tapia para desmontar los motores». La asociación vecinal y los expertos en patrimonio industrial siempre defendieron la recuperación de este edificio, que encontró su oportunidad cuando se planteó el traslado del área de Salud y Consumo dentro de la operación Garellano.


¿Ciudad industrial?
Opinión de Joaquín Cárcamo (AVPIOP)

No le resulta difícil hoy a quien nos visita reconocer urbanística y arquitectónicamente tanto la villa histórica como el trazado del ensanche burgués. Sin embargo, la gran transformación habida en tan sólo veinte años en los espacios, tanto centrales como periurbanos, ocupados por la industria haría pensar que las fábricas fueron algo ajeno a la ciudad.

Está por escribir la historia del Bilbao industrial. Dos aislados hornos de calcinación nos advierten sobre los dominios de la minería del hierro en Miribilla o Mina del Morro; dos descontextualizadas chimeneas marcan el territorio de la siderurgia en Santa Ana de Bolueta y Echevarría; una única grúa nos sitúa sobre la huella de la construcción naval y nada recuerda a grandes metalúrgicas como Averly o Talleres de Deusto. Sólo Zorroza, Zorrozaurre o Irala alojan aún, no parece que por mucho tiempo, el testimonio del pasado fabril.

Pero, lejos del territorio del hierro, hubo otras industrias menos conocidas, como la del pan. Cuatro fábricas de harinas se han mantenido -como monumentos- en la trama urbana: El Pontón, considerado el primer recinto industrial en el territorio, La Ceres, en La Merced, Molinos Vascos, su sucesora, en Zorroza y Harino Panadera en Irala.

La fábrica de Irala se demolió hace ya unos años en un proceso bellamente documentado por la artista Marisa González. Se libró de la piqueta uno de los edificios fundacionales de 1902, protegido junto con toda la maquinaria de producción por el Gobierno vasco. Afortunadamente, tras algún intento absurdo de transvestir su naturaleza disfrazándola con vidrio, la arquitectura se ha puesto ahora al servicio del edificio y no al revés.

Posiblemente lo más difícil para un arquitecto es hacer lo que aquí se ha hecho, eludir los protagonismos y recuperar el edificio dotándole de funcionalidad ante el cambio de uso. El resultado es, felizmente, respetuoso con la esencia de la fábrica, transmitiendo toda la emoción y la belleza de un singular espacio del trabajo. La fábrica de Harino Panadera no es monumental, ni diríamos que bella, pero es también un legado de la actividad humana, de no menor importancia para la comprensión total de nuestro pasado que la catedral o el palacio municipal. Hoy sentimos a Bilbao menos mutilado.

Fuente:

domingo, 8 de febrero de 2009

Descubren interesantes estructuras subterráneas en la harinera 'Larroca i Cia' de Mataró (Barcelona)


La plataforma Salvem Can Fàbregas i de caralt ha sacado a la luz una serie de imágenes en las que se observan las interesantísimas estructuras subterráneas descubiertas la pasada semana en la fábrica de harinas Larroca i Cia de Mataró.

Al parecer, se corresponden con el sistema de conducciones y apoyos para la caldera de vapor, que suministraba la energía para mover la maquinaria de la harinera. Recordemos que la fábrica está documentada en 1879. Por tanto su estudio podría ser intereantísimo para conocer mejor el funcionamiento de este tipo de sistemas energéticos propios de la primera revolución industrial.

Pueden verse más imágenes pinchando en el siguiente enlace: http://www.facebook.com/album.php?aid=39480&l=9135c&id=1468500610

Nuevamente queremos mostrar nuestro apoyo a la plataforma en defensa de este magnífico edificio industrial, al igual que hacerles llegar nuestra enhorabuena por estos descubrimientos.

Fuente:

jueves, 5 de febrero de 2009

Opinión contra el derribo de la fábrica de harinas 'San Isidro' en Zamora (España)


Por Rafael Ángel García en laopiniondezamora.es (23-01-2009)

Truco o trato (Fábrica de harinas Colino-San Isidro)

El derribo de un inmueble que incomprensiblemente no figura en el catálogo de protegidos del PGOU

Truco o trato! Así te espetan los niños anglosajones la noche de Halloween -para nosotros la de Todos los Santos- disfrazados de todo lo que tenga que ver con muerte, brujas y difuntos. Si te portas, es que has aceptado el trato. Si no, te puedes preparar: ¡truco al canto! Resulta que, aunque estamos en enero, el truco o trato reaparece en nuestra ciudad en forma de derribo.

La pasada semana los medios de comunicación dan cuenta de un nuevo convenio urbanístico para liberar la muralla de la ciudad. Se firma un acuerdo con la promotora inmobiliaria Verona Norte para dejar exentos siete metros y medio en la Bajada de San Martín. La promotora cede este inmueble para que su solar nos regale nuevos metros descubiertos de muralla, y el Ayuntamiento concede, a cambio, mayor edificabilidad -150 metros- en la promoción que ésta tiene en la Avenida de la Feria, pocos metros más allá, en la antigua fábrica de harinas San Isidro. La fórmula es legal, legítima y reporta beneficios a ambas partes.

Pero se nos ha colado algo gordo. La promoción en cuestión contempla el derribo de la fábrica de harinas. Este está permitido desde hace tiempo. Y, además, incomprensible y paradójicamente ajustado a derecho, pues la fábrica está inconcebiblemente fuera de toda protección en el Catálogo de elementos protegidos de nuestro PGOU. Tampoco lo estaba en el anterior, de 1986, por el increíble argumento de estar ubicada fuera del casco histórico. La misma razón que permitió hace unos meses tirar el chalé modernista de La Marina. En este sentido, el convenio urbanístico realmente no suma nada a la catástrofe, pues es previa. Es la desgracia de permitir meter la piqueta a este edificio, único ejemplar de la arquitectura industrial modernista en nuestro casco urbano consolidado. Obra de Gregorio Pérez Arribas, fue construida en 1921. A pesar de la sobriedad de este tipo de construcciones, el arquitecto intentó animar los muros con el contraste del ladrillo visto y el enfoscado, además de los detalles de la cornisa. Posteriormente a la redacción del proyecto se colocó el panel cerámico, otorgándole, si cabe, mayor singularidad. No se ha llegado a considerar su pervivencia íntegra, ni siquiera convertirla en lofts. Por otro lado hay tentativas, sólo tentativas, de barajar la paupérrima aunque socorrida solución de mantener su fachada. A día de hoy está redactado solamente el Proyecto Básico. Parece que, como expone al público la propia promotora, se contempla la continuación de la fachada igual que el edificio colindante, derribando la fábrica. La que fuera Panera Social tiene dictada sentencia de muerte.

Aún hoy, desgraciadamente, en nuestra ciudad todo lo que nos suena a piedra es digno de conservación, y lo que se escapa de este material hay que someterlo a la duda metódica de Descartes, en los casos más afortunados. Eso parece. Mientras nos afanamos por incluir la ciudad en la Ruta Europea del Modernismo, gracias a las gestiones absolutamente gratuitas del Ayuntamiento de Barcelona y varias personalidades del mundo de la historia del arte -quizá porque nos lo dan hecho no lo estemos valorando suficientemente-, por otro lado damos coces a nuestras arquitecturas modernistas, como en este caso, las mandamos a paseo o nos despreocupamos de ellas en el catálogo del PGOU. Aunque tarde, ahora que empezamos a descubrir el valor de nuestros edificios modernistas nos ponemos las orejeras con algunos de ellos. Paradojas de la incoherencia. A veces, rectificar es la opción más valiente. Aún estamos a tiempo.Podemos seguir aplaudiendo la conservación de nuestro patrimonio arquitectónico mientras toleramos que parte de él se vaya a pique sin más. Al final la ciudad se lleva el truco, porque le toca soportar que desaparezca una de las más importantes arquitecturas industriales modernistas de Zamora. La fábrica de harinas San Isidro.

Fuente:

domingo, 1 de febrero de 2009

Rehabilitación de la fábrica de harinas de Alcalá de Henares (Madrid, España)


Centro de interpretación de la arqueología industrial

Según las últimas noticias que conocemos (CronicaMadrid.com 05/12/2008) la antigua fábrica de harinas de Alcalá de Henares se convertirá en un moderno centro de interpretación de arqueología industrial gracias, en parte, a los trabajos que desarrollará la escuela taller de recuperación de este edificio, uno de los más antiguos y emblemáticos de la industria local.

Así lo ha anunciado el portavoz del gobierno, Gustavo Severien (PP), en la rueda de prensa posterior a la Junta de Gobierno Local, en la que se han aprobado la solicitud de subvenciones a la Comunidad de Madrid para la puesta en marcha de cuatro talleres de empleo y una escuela taller para formar a jóvenes y mujeres con problemas de inserción social y laboral.

Por lo que respecta al proyecto de escuela taller de la fábrica de harinas, el objetivo es contratar a 24 jóvenes menores de 25 años que se formarán en distintas tareas mientras realizan trabajos de limpieza y acondicionamiento del edificio oeste de la fábrica y su maquinaria que, según Severien, "es de madera y está en perfecto estado".

La fábrica de harinas dejó de funcionar en la década de 1970 y el objetivo, después de que se lleven a cabo las actuaciones mencionadas y las obras de rehabilitación previstas, es que se convierta en una especie de museo en el que conocer cómo funcionaban las antiguas fábricas.


Historia de la fábrica de harinas "La Esperanza"

(según Ecologistas en Acción)

Fue fundada por Don Sergio Real Hernández. Tomamos los datos del artículo "Sergio Real, industrial molinero alcalaíno de principios del siglo XX", del investigador D. J. Alberto García Lledó, publicado en el volumen XVI de la revista "Anales Complutenses", IEECC.Tras una dilatada experiencia en la actividad molinera, como trabajador y gestor en diferentes molinos, en 1916 decide dar un salto importante en su carrera y establecerse por su cuenta. Además, planea hacerlo con un molino no de agua, sino accionado por energía eléctrica, dotado de moderna maquinaria; con una visión muy diferente a la tradicional. Solicita presupuestos y busca terrenos en Alcalá donde establecer su fábrica de harinas. Busca un lugar cercano al ferrocarril, bien comunicado.Al efecto, compra en marzo del año citado el terreno de la que había sido fábrica de luz de la familia Azaña "Central Eléctrica Complutense". En el solar hace levantar un nuevo edificio, por el constructor madrileño Martín Lago, obra por un montante de 22.061 pesetas y 55 céntimos.

La empresa Daverio y Henrici monta la maquinaria en agosto de 1916, con motores eléctricos y transformadores Oerlikon. En la primera semana de septiembre de 1916, la fábrica ya está trabajando, dando empleo a seis personas. La fábrica se amplía en años sucesivos, comprando fincas colindantes entre 1917 y 1919; sobre esos terrenos se levantan "almacenes, cocheras, un silo, un transformador gallineros, patios y una casa familiar". Buena parte de los cuales se pueden ver aun hoy día.

García Lledó comenta la sorpresa de los alcalaínos por ver levantarse un molino lejos de las aguas del río. La prensa local publica en titulares "¿Cómo es posible que en el Chorrillo se instale una fábrica de harinas? ¿Es que van a desviar el río Henares?"La fábrica, que en principio se iba a llamar "La Alcalaína", acabó llamándose "La Esperanza", acorde a los nombres al uso por entonces. E imaginamos que a la proyección que pretendía darle.
Narra García Lledó una curiosa anécdota: hubo quien se quejó de que no le gustaba esa harina, producida en tan novedosa fábrica, 'porque el pan sabía a electricidad'.

El edificio sigue en pie, aunque mostrando en sus ladrillos y cubiertas el paso del tiempo y su estado de abandono. Parte de las instalaciones han cambiado de uso; se han levantado nuevas edificaciones en el solar, sustituyendo las anteriores auxiliares y rompiendo la contextualización de lo que se mantiene en pie; lo que queda difícilmente da una idea de lo que fue el complejo harinero. Se han derribado otras. El cuerpo principal, donde se aloja la maquinaria, está cerrado, bastante degradado, junto a unas nuevas edificaciones de dudosa coherencia estética.Sin embargo, pese a todo, el edificio de la fábrica de harinas se halla incluido en el catálogo de patrimonio industrial español (en la provincia de Madrid, junto con los Talleres de Nuevo Baztán, Canal de Isabel II, Presa del Pontón de la Oliva, Central eléctrica de Torrelaguna y la Real Fábrica de Tapices), teniendo pendiente su declaración como Bien de Interés Cultural.

Citando de "Patrimonio, cultura y sostenibilidad: el IPICAM (Inventario del Patrimonio Industrial de la Comunidad de Madrid)" (Mercedes López García y Paloma Candela Soto):

"Precisamente, las fábricas de harinas representan elementos esenciales del patrimonio industrial de Alcalá de Henares. Junto a los testimonios más tempranos a orillas del Henares —en estado de acelerado deterioro—, un magnífico ejemplar de harinera eléctrica, conocida como la Fábrica de Harinas «La Esperanza» se conserva en el corazón del casco urbano donde ha resistido milagrosamente para llegar hasta nuestros días protegiendo en su interior un valioso conjunto de molinos, así como del utillaje y elementos necesarios en el proceso de limpia y cernido de la marca de fábrica Daverio, sistema que revolucionó en el cambio de siglo la tecnología y organización de la molienda.
Este singular y valioso conjunto (único en sus condiciones en la Comunidad de Madrid) reclama una urgente y necesaria actuación que garantice su conservación y recuperación, tal y como se ha expresado en el informe previo dirigido a las administraciones competentes para iniciar los trámites de declaración de Bien de Interés Cultural acogiéndonos a las directrices que marca la Ley Regional del Patrimonio Histórico de la Comunidad de Madrid (Ley 10/1998, de 9 de julio)."
En fechas recientes (2008) el Ayuntamiento ha anunciado la creación de una escuela taller para la restauración del edificio y la maquinaria, así como su posible musealización. Ojalá las palabras se concreten en hechos y no sea este uno más de las innumerables pérdidas patrimoniales debida a la desidia de nuestras Administraciones.

NOTA de Ecologistas en Acción: La mayor parte de la información aquí presentada procede de la fuente citada en la bibliografía, fruto del trabajo de J. Alberto García Lledó, a quien reconocemos todo el mérito y esfuerzo. Nos permitimos reproducirlo extractado y reelaborado en este rincón al objeto de dar a conocer esta parte importante del legado alcalaíno.

Fuentes: