miércoles, 27 de abril de 2011

El Molino Andes de Trevelin (Chubut, Argentina) se restaurará como museo


Según informa El Ciudadano: Por un monto de 4.324.759,95 pesos el gobernador Mario Das Neves firmó ayer el contrato para restaurar y ampliar el edificio del Molino Harinero Compañía Andes de Trevelin, en el marco de un acto en el que además se abrió la licitación pública para construir más de 2.000 metros lineales de cordones cuneta en esa localidad con un presupuesto oficial de más de 580.000 pesos.

El intendente de Trevelin, Carlos Mantenga, transmitió “lo grato” de presenciar la ceremonia para concretar dos nuevas obras “muy importantes” para su comunidad, como ser la de cordones cuneta “que sirve como ordenador de nuestro pueblo” y la firma del contrato de restauración del Molino”, dijo.

En ese marco el intendente, que acompañó al gobernador y al vicegobernador Mario Vargas, en la cabecera de la Sala de Situación de la Casa de Gobierno, recordó que el emblemático edificio de El Molino de Trevelin, “fue fundado en el año 1918 por los galeses, era el motor de la producción en la comunidad y el molino más importante de la Patagonia” y narró que “en la década del 50 se cerró, en la década del 70 hubo un incendio y en el año 1985 fue restaurado, comprado por la Municipalidad con ayuda de la provincia”.

Continuó indicando que actualmente “funciona el Museo en la planta baja, en el primer piso el área de Cultura de la provincia, en el segundo piso el Concejo Deliberante, en el tercer piso la radio y hay un espacio para la Asociación del Eisteddfod de Trevelin” dijo para recordar incluso que en otro momento “funcionó la intendencia en forma parcial” por lo que destacó que el edificio “ha cumplido un rol importante y sigue cumpliéndolo”.

Mantenga agradeció al gobernador Mario Das Neves la “decisión política” de apostar a la cultura y al secretario de Cultura, Jorge Fiori que “inició el proyecto junto con su equipo” y opinó que “revalorizar la cultura como son los Juegos Culturales Evita, esta restauración y revalorización del Molino hace que miremos la historia de nuestro pueblo y que sigamos apostando por ellos”.

Al concluir el intendente agradeció al gobernador Mario Das Neves por estas nuevas concreciones en nombre de la comunidad de Trevelin, destacando que “usted ha dado mucho por esta comunidad”.

Así serán las obras

El Molino Harinero Compañía Andes, tiene una superficie cubierta de 780 metros cuadrados aproximadamente y considerando al edificio como un “objeto museable”, el espíritu del proyecto contempla la recuperación material de la cáscara para lo cual es necesaria la restauración de fachadas de ladrillos, recuperación de carpinterías de madera y la ejecución de nuevas cubiertas, ya que éstas no son originales y se encuentran en un avanzado estado de deterioro por lo que se reemplazarán por nuevas y la construcción de veredas perimetrales con desagües pluviales a fin de evitar la humedad en los muros.

De acuerdo a lo informado desde la Secretaría de Infraestructura, Planeamiento y Servicios Públicos, “el interior el edificio no conserva sus características originales por lo cual se ha considerado una readecuación de los espacios de acuerdo a la nueva función Museo. Esta intervención implica: ejecución de pisos que unifiquen las superficies existentes y de ampliación, reparación y reposición de revoques interiores, readecuación de carpinterías existentes, instalación de sistema para solucionar las patologías por humedad ascendente y la readecuación de las instalaciones eléctrica e iluminación, calefacción y la incorporación de sistemas de prevención de incendio y de intrusión”.

La nueva función, la de Museo, contempla la necesidad de incorporar áreas de depósitos y reservas de museo; servicios sanitarios para público y personal, un ascensor para garantizar la accesibilidad de público con capacidades diferentes, y un espacio para usos múltiples. Este último espacio, que se abre a la calle, tiene el objetivo de utilizarse para exposiciones temporales, charlas, conferencias, proyecciones y diversas actividades educativas y culturales de la localidad y la región.

También se planteó la necesidad de ampliar el área de exposición para maquinarias y carruajes debido a la cantidad de piezas para exhibir. Por esto mismo se construye el galpón de chapa, en el lugar donde originalmente existió otro (desaparecido en el incendio), pero con características constructivas actuales. Este edificio no tiene la intención de “parecerse ni imitar al original” sino, por lo contrario, de despegarse de la imagen que se tiene del edificio ladrillero. Por esta razón ambos galpones (existente y nuevo) cuentan con un área de transición que los despega morfológicamente.

El espacio exterior del frente al edificio también está sujeto a esta readecuación, ya que es necesario comenzar el recorrido del Museo desde el exterior, por eso se plantea un área de llegada, ó plaza seca, para poder concentrar al público en el lugar y dar comienzo al relato desde el edificio como “pieza museable”.

En cuanto a las áreas que comprenden la ampliación, las mismas son: hall de acceso; sala de usos múltiples; cocina; baño de discapacitados; baño de discapacitados; baños de damas y de caballeros; sala de calderas; paso; galpón; sala de calderas; paso; galpón de chapa; depósito y reserva; entre otros.

En lo referido a áreas a refuncionalizar se destacan: sala de exposición permanente; guardado bajo escalera; sala de caldera; sala de proyecciones; sala de exposición permanente; galpón de exposición permanente; sala de exposición permanente; sala de reuniones; oficina; área administrativa; hall y sala de usos múltiples.

Fuentes:

http://www.elciudadanobche.com.ar/interior.php?accion=ver_nota&id_nota=21600

http://www.elchubut.com.ar/despliegue-noticias.php?idnoticia=157883

miércoles, 6 de abril de 2011

Tiran parte de la fábrica de harinas de Santibáñez de Vidriales (Zamora, España)


Nos escribía hace unos días nuestra amiga y colaboradora Isabel Riesco, dándonos la mala noticia del derribo que se estaba ejecutando sobre parte de los edificios que configuraron la harinera de Santibáñez de Vidriales, un complejo industrial construido en el año 1929 por la familia Delgado Muelas y denominado "La Vidrialesa".

La imagen principal que acompaña esta entrada es precísamente la que Isabel Riesco tenía colgada en su completísimo blog. Les recomendamos que lean la entrada que dedica a este derribo, en la que incluye recuerdos y vivencias de las personas que acudieron a la harinera durante su periodo de actividad fabril:
http://elblogdeayoo.blogspot.com/2011/04/memoria-de-santibanez-la-industria-02.html

También queremos aprovechar para subir las magníficas palabras de M. A. Casquero escritas en La Opinión de Zamora al respecto de esta fábrica de harinas, reportaje que acompaña además con una fotografía de los trabajadores de dicha industria:

“La caída del gigante blanco”
M. A. CASQUERO


«Si mi abuelo levantara la cabeza». La expresión, espontánea, brotó ayer de los labios de un vecino al ver cómo era derribado el almacén de la antigua fábrica de harinas de Santibáñez de Vidriales. El propietario optó por el derribo de las antiguas instalaciones que albergaron las grandes pilas de sacas de harina de 100 kilogramos, después de que a finales de año se produjese el derrumbe de una de las paredes de esta gran nave de donde se aprovisionaban de carga, primeramente carros y carretas y posteriormente camiones y tractores.
Sin embargo, el edificio que constituyó la frenética actividad fabril permanece en pie con sus «candongas», chimeneas por donde salía al exterior el polvo de los molinos, señalando la dirección del viento sin titubeos debido a la buena disposición de sus rodamientos. Fue hace 20 años cuando cesó la actividad industrial en la fábrica construida en el año 1929 por la familia Delgado Muelas, de Santibáñez y de Cional, en la entonces floreciente villa vidrialesa. Su contribución a la economía local comenzó a marcar un hito en Santibáñez de Vidriales. La fábrica de harinas «La Vidrialesa» llegó a contar con más de una docena de empleados. La calidad de la harina producida en esta factoría comenzó a cobrar fama no sólo en la provincia, sino incluso en la Región al transcurrir los años. Carros tirados por seis mulas se dirigían a la vecina ciudad de La Bañeza transportando su pesada carga de sacas de harina de 100 kilos. El ascenso por el sinuoso y elevado camino del cerro del «Real» en Fuente Encalada lo realizaba Felipe «El Carrero». Felipe Casquero, azuzaba a las caballerías con su tralla provocando que el sonido del restralle llegase a los oídos de los vecinos de Fuente Encalada. Precisamente en el almacén ahora derribado falleció Felipe «El Carrero» al caer sobre su cuerpo una buena cantidad de sacas de harina que tanto él como sus compañeros consiguieron apilar.
Eran años de pujanza económica en Santibáñez donde hasta los pajares se convertían en viviendas debido a la gran demanda de gente que llegaba hasta la villa vidrialesa. Precisamente a este pueblo había llegado la luz eléctrica desde La Milla de Tera no hacía muchos años antes. Durante los primeros años de actividad de la factoría, la energía eléctrica se producía a base del gas pobre, la biomasa actualmente en boga. Esos primeros años coincidieron con la construcción del edificio de la Casa Consistorial (1927) donde hoy se encuentra la pequeña plaza del Ayuntamiento, las fuentes como la de la plaza del Barrero, más tarde de Arriba , de José Antonio, y ahora de Rosalía de Castro, también en ese año; cuatro años antes, en el 1923, el arco del ferial.
Ya en los años 40, los vecinos veían cómo a las once de la noche se ponía rojo el filamento de las escasas bombillas de las casas debido a que a partir de esa hora se comenzaba la molienda en «La Vidrialesa». Era a partir de esas horas cuando el tendido de Eléctricas Leonesas desde Alija del Infantado, entonces de los melones, que había sustituido al procedente de La Milla, permitía la febril actividad industrial en la factoría harinera. Las noches eran propicias para esa finalidad, ya que en aquella época la gente se acostaba antes y no había televisión. «La Vidrialesa» precisó en esa época de ampliar las instalaciones agrandando el almacén hasta la pequeña tienda de la señora Marcelina. Hasta el cargue junto a la recién construida carretera llegaban carros y más carros para recoger la blanca y apreciada harina y el salvado, el producto que sale al refinar el grano del trigo y servía para alimento de los animales, asi como la harinilla o tercerilla para las gallinas y la sémola con la que se alimentaron no pocos niños de la comarca. La actividad fabril de «La Vidrialesa» seguía en consonancia con la pujanza de la villa. Sus cuatro renombradas ferias y mercados durante todos los miércoles del año. Las primeras, el 19 de marzo, 5 de mayo, 7 de junio y 4 de septiembre. Los mercados, «medio año arriba, con transacciones de vacas y de cerdos, y el otro medio abajo» como reseñan las crónicas de la época. La gran actividad comercial de la villa con numerosos establecimientos comerciales de todo tipo provocaron que la empresa bañezana «Martínez» estableciese una línea de autobús desde La Bañeza a Santibáñez para acudir expresamente a los mercados de los miércoles. Ya entonces, Santibáñez tenía coche diario a La Bañeza y a Zamora, aunque este último menos los lunes y los jueves, ya que acudía a los mercados de El Puente de Sanabria y a Benavente.